Andres Felipe Suarez
Estuve leyendo un estudio publicado por el ADP Research Institute, en el cual recientemente entrevistaron a más de 25.000 personas en todo el mundo para intentar determinar el verdadero significado de la resiliencia;
¿qué es?
ADP entendió que las circunstancias actuales traídas por el Covid-19 eran la forma perfecta de evaluar la resiliencia de sus encuestados, esa manera en la que miraban con confianza o fe hacia el futuro y se sobreponían a la adversidad. Si bien las preguntas de ADP se centraron en la forma en que los encuestados se habían visto afectados directa o indirectamente por la pandemia, sus conclusiones son globales, y muy profundas.
Les cuento lo que encontró el estudio:
La resiliencia es un estado mental reactivo, creado por estar expuesto al sufrimiento
El estudio encontró que las personas que contestaron haber estado expuestas al Covid (bien sea que se contagiaron, se contagió un familiar, o alguien conocido), eran 3.9 veces más probables de ser altamente resilientes.
A juicio de ADP, esto indica que encontramos nuestra propia resiliencia solo cuando nos vemos forzados a enfrentar un sufrimiento inevitable. Es cuando reconocemos esa oscura realidad y vemos, en retrospectiva, la manera en que respondimos a ella que encontramos las bases para nuestra resiliencia. Lo real es casi siempre menos asustador que lo imaginario, y la realidad del Covid ayuda a entender de lo que somos capaces.
Entre más tangible sea el riesgo, más resilientes nos volvemos
El estudio encontró que las personas que vivieron múltiples cambios laborales y de hábitos de vida, y supieron afrontarlos, eran 13 veces más probables de ser altamente resilientes. En otras palabras, si te has visto forzado a absorber cambios significativos en tu trabajo y tu vida, mayor es tu nivel de resiliencia.
Ahora, me he sentado a pensar en formas para implementar los resultados del estudio de ADP en mi empresa. Creo que la respuesta está en que los líderes no debemos simplificar la realidad que le contamos a nuestros colaboradores (y la que nos contamos a nosotros mismos), o peor, pintarnos una realidad adulterada creyendo que con esto nos estamos protegiendo. Es mucho más asustador y dañino el minimizar realidades oscuras y difíciles, o pretender que no existen, porque con eso dejamos que la imaginación corra libre y quién sabe qué demonios (imaginarios) terminemos encontrando.
En vez de minimizar la realidad, debemos asumirla y contarla como es. Para la “nueva normalidad” es importante explicar claramente a cada colaborador qué es y por qué se ha definido así. Luego, los líderes debemos confiar y darle el espacio a nuestra gente para que cada uno defina la mejor manera de ajustarse a la nueva normalidad.
Muchos de nosotros no le damos suficiente crédito a nuestros colaboradores. Creemos que nosotros, y no ellos, somos los únicos capaces de conocer y afrontar momentos difíciles, por lo que es mejor que no se enteren. Creo que si nos convencemos de que los seres humanos mostramos nuestra mayor resiliencia justo cuando nos confrontamos a situaciones complejas de sufrimiento, nos llevaremos gratas sorpresas en la manera en que reacciona nuestra organización si somos directos y honestos.
Fideliza automatizando las felicitaciones de cumpleaños.
Así no lo confesemos, el día de nuestro cumpleaños es un día especial y esperamos…