Lizeth Ocampo
Seamos sinceros, cuando vemos el término comunicación digital hasta pereza nos da seguir leyendo, porque es tan frecuente hoy en día que a diario nos saturan con información y creemos que ya todo lo sabemos. Pero ¿qué ganamos con saber y no aplicar?
Y es que sí, la comunicación ha existido por los siglos de los siglos y así seguirá siendo, eso no tiene discusión, pero entonces recordemos cómo la hemos ido transformando y cómo ella nos ha transformado a nosotros. Empezaremos por algo muy básico: las tareas del colegio; marcadores y cartulinas, de todos los tamaños y colores.
¿Te suena? ¿O qué tal los aviones de papel recorriendo las aulas de clase para darle un mensaje a nuestros amigos? ¿O el zumbido del computador con el Messenger, nuestras interacciones por Hi5, el Pin de BlackBerry?….
Bueno, serían eternas horas las que pudiéramos quedarnos hablando del tema, pero el punto aquí es que así como la vida se ha transformado, nuestra comunicación también lo ha hecho y en todos los ámbitos en general. Ahora preferimos las videollamadas, las notas de voz, los chats de WhatsApp, los Emails, un mensaje de texto, la interacción por las redes sociales, contenido multimedia (hasta para pegar una puntilla).
Necesitamos rapidez, interactividad, pero sobre todo, sentirnos dueños de lo que recibimos y de la manera en que lo devolvemos: ¡Precisamos participar! Ya no tragamos entero. Entonces nos comunicamos, sí, obvio, pero lo hacemos aquí y ahora, seleccionando lo que vemos, escuchamos, palpamos, con lo que interactuamos y por eso la comunicación digital juega un rol fundamental, pues nos abre el espectro de posibilidades en cuanto a canales con los que podemos impactar a nuestro público; se convierte en una herramienta inmediata que nos entrega resultados medibles y nos permite entregar un mensaje en el momento oportuno a las personas oportunas.
El mundo cambió, las personas evolucionaron, la tecnología se transformó, el entorno se digitalizó.
Una cosa es clara, queremos seguirnos comunicando, pero siempre de una manera más sencilla, más inmediata, donde nos tengan en cuenta, donde no seamos “objetos” y la comunicación digital nos proporciona eso. Se convierte en aliada para expandirnos, para llegar a los lugares más recónditos, generando experiencias participativas que nos permitirán crecer como marca, como empresa, como personas.